En “La Anunciación”, Rossetti interpreta este tema añadiéndole un poco de tensión psico-sexual. Mientras se acerca un afectuoso Arcángel Gabriel con un lirio, María se encoge hacia sí misma como si su inocencia estuviera a punto de perderse. La habitación en donde se encuentra así como su vestimenta, son de un blanco prístino, símbolo de la pureza y castidad de la Virgen.

“Esta pintura la encuentro hermosa y cálida. Me parece que el artista al usar tonos claros en el cuadro hace transmitir eso en la imagen, como pureza y simpleza. Además con la figura de un ángel al lado, la percibo como una imagen religiosa lo que me causa atracción y algo de misterio por saber que es lo que realmente quiso decir el pintor con este cuadro”. Elsa Gonzales Farías, profesora de Pedagogía Básica, Viña del Mar.